Más complejo de lo que se piensa

Imagínate por un segundo que te despiertas una mañana cualquiera, te quedas un momento observando esas típicas manchas que se crean en tu techo mientras piensas en el día que estás por tener, los planes, los compromisos, las ideas, etcétera. Te levantas... y con tu paso de siempre partes al baño, atraviesas somnoliento el espejo que tan bien conoces, hay algo raro, te miras, te asustas, no es tu rostro, el que tan bien conoces, el que tan bien conocías.

Hoy leí una noticia, y las palabras de este post se rebalsan a través de mis dedos por sí solas. Una mujer francesa de 38 años ha recibido el primer transplante de cara en el mundo, no se trata de una película, ni mucho menos de una pésima broma, es real.

Más allá de los motivos, creo que hay una serie de implicancias éticas respecto a este caso, por ejemplo, los médicos necesitaron la cara de alguien vivo, para lograrlo, una familia accedió a donar el rostro de un pariente con muerte cerebral, el cual en cualquier momento puede morir, así como también puede volver a respirar.

Los médicos están felices, lograron hacer un híbrido entre lo que quedaba de la cara de la mujer (que había sido atacada brutalmente por un perro), y el rostro del paciente, definieron la operación como “un éxito”.

Con respecto a los antecedentes, no son menores, ya que el mismo equipo de doctores efectuó el primer transplante de mano el año 98, la operación y el post nuevamente fueron calificados como “exitosos”. Pasado un año, el hombre que recibió dicho transplante, cayó en un estado mental muy complejo, provocando un rechazo profundo de la nueva mano. Resultado, se la amputó.

Como la película Abre los ojos (emulada años después por Vanilla Sky), como Face Off (Contracara), pero esta vez, muy en serio. ¿Podrías vivir el resto de tus días, viendo al espejo una cara que sabes que otro usó? Con esto no digo que estoy en contra, solo planteo una reflexión que nació al leer esta noticia.

Postee.