Crónica de un viaje por cuerdas y tambores
Fue un viaje, fue un cuento, por eso he decidido publicar este post de manera conjunta con mi Secret track, espero que sirva para que se aproximen a lo que fue una noche que, personalmente, no quiero olvidar nunca.
El vitoreo era imparable, entonces, a la hora acordada, las luces se apagaron. Crecimos en voz, ensordecimos la ciudad con manos y bocas que invocaban un solo nombre en común... Comenzaron a sonar un par de instrumentos, suficiente para sentir como se erizaba cada vello de mis brazos, como subía ese escalofrío por mi espalda hasta llegar a mi nuca, como me tiritaron las piernas e inevitablemente me dejé llevar. Fue una eternidad de luz, de alegría, de baile, de fuego, de sol nocturno, y fiesta. Luego nos bendijo mientras tocaba la guitarra, nos encomendó a Dios... como si no supiera que gracias a sus cuerdas, me había sentido junto a él hacía más de dos horas.